Para introducirte en el tema de hoy voy a plasmarte una realidad que puede que te resulte bastante familiar ya sea porque la estés sufriendo actualmente o porque sientes que desde que tienes recuerdo vienes padeciéndola:
Es posible que suelas sentirte culpable y frustrada y te recrimines duramente por tu falta de voluntad o de perseverancia a la hora de seguir una dieta, por picar constantemente o directamente por comer mucha más cantidad de comida de la que necesitas.
Asimismo, es probable que esta lucha con la comida se haya ido instalando poco a poco en tu vida, convirtiéndose en un hábito ( que se instaura por repetición de la conducta) donde el control de la comida ha llenando un espacio vital cada vez mayor mientras tu sensación de bienestar ha disminuido.
Como consecuencia te sientes agotada ya que tu energía y tu vida están de alguna manera secuestradas por la eterna búsqueda de delgadez o por tu lucha por controlar la alimentación y el peso.
Y realmente es muy duro que la alimentación nos domine y sentirnos totalmente incapaces de comer manera saludable y consciente dos días seguidos.
Aquí es necesario aclarar que no se debe a una falta de voluntad sino más bien al hecho de que hemos entrado en un círculo vicioso o de recompensa con la comida (parecido a una adicción) donde nos domina un impulso por comer difícil de refrenar. El culpabilizarnos, sentir vergüenza o miedo por engordar conduce a reforzar más estas conductas.
Para entender mejor cómo vamos entrando en ésta dinámica de no poder controlar lo que como ni cómo como, viene bien clarificar algunos factores que intervienen en el establecimiento y mantenimiento de ésta problemática y de los que muchas veces no somos conscientes. Son de tipo emocional, cognitivo, relacional, social, fisiológico o endocrino y del ciclo evolutivo.

Hoy me centraré en dos de los factores más importantes que predisponen a un posible desarrollo de un problema con la relación con la comida.
1. Estilo de vida en nuestra sociedad
Un factor de tipo social que predispone a que abunde este tipo de problemáticas es el estilo de vida en nuestra sociedad actual
2. Estructura socionómica complaciente durante el ciclo de la Adolescencia.
Algunos datos estadísticos sobre cómo de extendida está la problemática con la comida y el cuerpo entre la población en España:
En España los últimos estudios realizados coinciden en señalar una tasa de prevalencia de casos de Trastorno Alimentario en población adolescente de alrededor del 4,1 – 4,5%.
En concreto, la anorexia se sitúa en torno al 0,3%, la bulimia en el 0,8% y el TCA no específicado en torno al 3,1% de la población femenina de entre 12 y 21 años.
Si consideramos la totalidad del espectro teniendo en cuenta las formas mas leves, la estimación de la frecuencia es mucho mayor y se sitúa entre el 11-16%.
La magnitud del problema es evidente, pues está afectando, en mayor o menor medida, al menos a una de cada diez chicas adolescentes.
En el último barómetro de CIS un 53% de la población española declaró estar pendiente del peso, y no sólo eso, sino que además, cada vez empiezan antes a preocuparse por su cuerpo.
Los problemas de la autoestima por la imagen corporal empiezan a los 5 años, según un estudio que analizaba la relación entre peso, actitud de los padres y autoestima en niñas en edad pre-escolar. Las niñas con sobrepeso suelen tener menos autoestima que las niñas sin sobrepeso, tanto en lo que se refiere a la imagen corporal como a la habilidad física y cognitiva.
Sociedad del «bienestar»
Vivimos en una sociedad de prisas y estrés en la que se nos incita a actuar de manera compulsiva y desconectada de nuestra vida, de nuestros cuerpos y de nuestras necesidades. El estrés, si lo experimentamos de manera continuada, nos lleva a un estado de activación, de supervivencia, que no nos permite saborear el momento ni llevar una vida plena y que tiene un efecto negativo sobre nuestra manera de comer. Comemos de forma automática, sin ser conscientes de ello.
Paralelamente, nuestra sociedad es de tipo opulenta, donde existen abundancia, disponibilidad exagerada de comida y donde se privilegian aspectos muy superficiales de la vida, como la imagen corporal o la silueta, la moda y donde no se valora que las personas sean o existan. La persona puede ser, pensar y sentir, el cuerpo no, pero en nuestra cultura se prima principalmente el físico de la persona.
La delgadez se ha convertido en nuestra cultura en sinónimo de éxito a todos los niveles, parece que si somos delgadas vamos a alcanzar la satisfacción personal y el reconocimiento de los otros y hasta que van a desaparecer nuestros problemas de timidez. Solo hace falta abrir cualquier medio para que nos veamos avasalladas por todo tipo de celebritys, el infinito abanico de reclamos de la industria de la belleza, etc. Generando grandes inseguridades.

Ciclo de la Adolescencia, una etapa vulnerable en el desarrollo evolutivo
Durante la adolescencia se da una etapa del desarrollo especialmente vulnerable en el desarrollo evolutivo donde el criterio que mueve a los chicos es el interpersonal, es decir que desean agradar a los demás para ser aceptados e integrados en el grupo.
Cuando hay rechazo del cuerpo y problemas de autoestima se puede dar la situación donde la persona necesita buscar exageradamente la validación que no es capaz de darse a sí mismo en los demás, en el grupo.
En este sentido, durante la adolescencia se crea una relación perversa con los mensajes que nos transmite nuestra sociedad porque potencia aún más la necesidad de gustar, ser deseada sexualmente y aceptada a través del cuerpo delgado y esbelto… de un cuerpo que nunca llega a ser perfecto y q acaba siendo rechazado.
Llegar a ser perfectas para los demás puede llevarnos además a ser sumisas y dependientes y necesitar agradar siempre a los demás. Pero como bien sabemos la perfección no existe más que en nuestras cabezas y además alcanzar los ideales propios y sociales es tarea del todo imposible y que nos aleja del todo de nuestra verdadera esencia y valor personal.
En está búsqueda de validación en los ojos de los demás, la pregunta que se hacen las adolescentes es ¿Qué tendría que hacer para que me aceptaran? Y la respuesta que se dan nunca es aceptarme a mí misma.
Existe pues un miedo a expresar opiniones, deseos… por miedo a qué pasará si digo lo que pienso, por miedo a ser rechazados, no aceptados lo que propicia que los chicos traguen por mucho tiempo con todo lo que ocurre a su alrededor lo que les lleva a tener una auténtica dificultad para escuchar las propias emociones y regirse por ellas.
Hemos recibido además, una deficiente educación sobre cómo reconocer y gestionar nuestras emociones y estados de ánimo, y es bastante habitual confundir el hambre con estados emocionales incómodos, ansiedad, vacío, tristeza, aburrimiento.
Se genera pues mucho dolor psicológico-emocional y como no se saben expresar ni elaborar verbalmente esas angustias, desplazan al cuerpo, rabia, sentimientos de culpabilidad, impotencia y mediante los atracones tragan comida y tragan todo lo que no se ha atrevido a decir en su vida cotidiana.
El rechazo hacia una misma y el propio cuerpo cuando no se acepta además de provocar mucho dolor y ansiedad por esa falta de respeto y amor hacia nosotras mismas puede llevarnos del mismo modo, a iniciar una dietas restrictivas, realizar ejercicios interminables o utilizar maniobras externas compensatorias como usar laxantes o vomitar.
Como comentaba anteriormente se suele acabar iniciando alguna dieta restrictiva con el fin de alcanzar esa delgadez que parece que tanto promete y en muchos casos además, el inicio está propiciado también algún problema familiar o relacional.
Una dieta restrictiva, puede resultar ser el problema, el factor precipitante que nos lleva a desarrollar una relación insana con la comida debido a que si nos negamos el hambre fisiológica y queramos controlarla y por querer perder peso nos quitamos alguna cantidad de comida o incluso eliminamos una ingesta del día esto nos provoca ansiedad por comer. Además si nos resistimos a ciertos alimentos que consideramos prohibidos como los hidratos de carbono( pan, pastas, galletas, bollería, patatas fritas, etc.) la necesidad y el deseo por comerlos crece con el tiempo, hasta que el organismo no puede más y se tiene el primer atracón.
En los últimos años estamos asistiendo a una normalización del seguimiento crónico de dietas. Causando que muchas personas, con la esperanza de volver a recuperar el control de sus vidas y su salud física, tengan etapas de restricción, causando, más tarde etapas de descontrol. Entrando en un bucle peligroso, en el que la culpa se haya como protagonista.
Llegados a este punto podemos comprender con mayor claridad que nuestra relación con la comida solo es el síntoma de un malestar interior y que es necesario dirigir la mirada hacia nuestro interior y ver qué necesidades reales no estamos escuchando ni satisfaciendo.
Seguramente la necesidad no cubierta que más hambre nos provoca es la de escucharnos y reconectarnos con nosotros mismos y desarrollar con un sentido más firme de “mí misma”.
Para ello será necesario salir de bucle en el que estábamos metidas y será necesaria mucha paciencia, tiempo, perseverancia e ilusión.

Servicio de Psiconutrición de nuestro centro
En las sesiones de psiconutrición te podemos acompañar en tu camino para que puedas recuperar tu salud física y emocional y sobre todo recuperes de una relación saludable con la comida y contigo mismo.
Con nuestra Psicóloga:
Realizando un trabajo de autoestima, buscando convertirte en la referencia de tí mismo y aprendiendo a aceptarte y quererte tal como se eres y a aceptar tu cuerpo de forma incondicional.
Haciendo educación emocional, prestando mayor atención a las emociones y sensaciones y a darte cuenta y comprender las propias vivencias. Identificando las propias necesidades y a expresarlas de forma más sana y asertiva y no mediante el cuerpo.
Con nuestra Nutricionista:
Adquiriendo hábitos alimentarios y de vida más consciente y saludables, conociendo los tipos de alimentos y sus funciones, sabiedo elegir los alimentos más adecuados a tus circunstancias, desmontando mitos nutricionales .
Conquistar el propio equilibrio interior.. se traducirá en un equilibrio exterior y en nuestro vínculo emocional con la comida.
Si deseas tener más información sobre cómo podemos ayudarte conoce nuestro servicio de Psiconutrición.
¡Estaremos encantadas de atenderte!
Lucía y Esperanza