Conoce los tres patrones alimentarios básicos del ser humano y descubre cómo te pueden estar afectando (I)

Conoce los tres patrones alimentarios básicos del ser humano y descubre cómo te pueden estar afectando (I)
En nuestro anterior artículo hablábamos, de cómo nuestro estilo de vida actual en las sociedades modernas tiene muchos ingredientes que pueden favorecer que como personas, desarrollemos algún tipo de alteración en nuestra relación con la alimentación y con nuestro cuerpo. Si bien existen momentos como en la adolescencia donde los jóvenes son más vulnerables a sufrir una relación alterada con la comida, la realidad en las consultas de psiconutrición es que personas de todas las edades acuden hartas y agotadas de luchar por años con los kilos y las calorías, frustradas, culpables y en muchas ocasiones percibiéndose totalmente desmotivadas o incapaces de iniciar ningún cambio en sus hábitos. Creemos importante que las personas que estén viviendo una relación complicada con la comida o con su cuerpo puedan llegar a comprender que nos son ellas que están mal, o que les falta la voluntad, en definitiva que puedan empezar a desculpabilizarse al entender que lo que les pasa en consecuencia de una serie de factores sociales y culturales que se potencian mutuamente.

Ya en el artículo anterior describíamos cómo existen diferentes factores entre los que destacan el estilo actual de vida acelerado y desconectado de nosotros mismos y nuestro cuerpo, un prototipo de cuerpo delgado y con medidas específicas y que nos dicta la sociedad como sinónimo de éxito, el bombardeo mediático de la industria de moda y prometiendo recetas de cómo alcanzar esa delgadez y juventud tan valorada, la accesibilidad y cantidad exagerada de comida a la que estamos expuestos, una normalización del dietismo crónico, que actúan favoreciendo el que muchas personas encuentren que sus cuerpos no encajan dentro de los cánones imperativos considerándolos por ende como incorrectos, provocando el inicio de dietas, a que se use la comida como manera de calmar estados emocionales desagradables, a que se coma en exceso guiados por estímulos externos.

Hoy vamos a dar un paso más para descubrirte que existen tres patrones alimentarios básicos en el ser humano. Un patrón de comer emocional, un patrón de restricción y un patrón guiado por estímulos externos.

Es probable que el entender estos patrones alimentarios e identificarlos en tu vida, en tu día a día pueda ayudarte a sentirte menos culpable y a comprender con mayor claridad los círculos de control descontrol con la comida en los que estás atrapada, tu lucha con las calorías y la comida, tu relación amor odio con ella. y probablemente también pueda significar dar tu primer paso en dirección hacia una relación sana con la comida. No obstante, tanto si llevas tiempo haciendo dietas y no te funcionan o tienes atracones o comes de forma emocional y esto se está convirtiendo en un problema, te recomendamos que busques ayuda profesional ya que es probable que detrás de todo esto haya una baja autoestima, una mala imagen corporal y una mala relación con una misma y te éstes tratando desde el juicio, la crítica y el control.

1.Comer emocional:

Seguramente el patrón alimentario más universal en el ser humano es el del comer emocional. Su existencia se remonta no sólo al momento en el que nacemos sino que nos acompaña desde el
principio de los tiempos del ser humano. Todo el comer es emocional. Desde que llegamos a este mundo las necesidades básicas de ser alimentado y amado, comida y amor van unidas en el momento que nuestra madre o persona que nos cuida nos pone al pecho o nos da el biberón. Comer se convierte un acto que proporciona alivio, calma, seguridad, bienestar y placer. Un momento donde nos nutrimos física y emocionalmente. Tenemos que pensar que el comer como seres humanos, como especie, es emocional.

¿Qué quiere decir esto?.

Que el comer no es una experiencia neutra sino q es una experiencia placentera justamente porque ese placer es el que nos ha llevado a sobrevivir. Gracias a experimentar placer al comer, nuestra especie pudo sobrevivir ya que el placer es el mecanismo que la naturaleza diseñó para impulsarnos a buscar comida en ese contexto primitivo en donde había escasez alimentaria y cuando encontrábamos una fuente de nutrición comíamos cuanto más mejor.

Entonces ¿cómo puede el patrón de comer emocional llegar a ser un problema?

El comer emocional es cuando de alguna manera utilizamos este patrón, esta experiencia que forma parte de la conducta humana desde el principio de nuestra historia evolutiva, para gestionar otro tipo de experiencias de la vida diaria. Nos referimos a estados emocionales desagradables, rabia, culpa, soledad, aburrimiento u otras experiencias internas como las voces internas críticas y exigentes. Como manera de gestionar estas experiencias es relativamente fácil usar la comida como “recurso” para calmarnos, aliviarnos o tener un momento de paz si nos acosan nuestras voces internas más críticas. Vemos que una conducta perfectamente común en el ser humano puede pasar a ocupar un gran espacio en nuestra vida y además puede resultar conflictiva ya que nuestro cuerpo está recibiendo una cantidad de nutrientes que no necesita porque la comida nutre nuestro cuerpo no nuestros estados internos. Cuando comemos de manera emocional estamos tratando de satisfacer con comida necesidades que requieren otras cosas como aprender a calmarnos, consolarnos, a escucharnos, a ser menos críticos y exigentes.

Es fácil que este patrón de comer emocional ya se haya gestado desde que somos muy pequeños promovido por nuestros padres. Una costumbre bastante extendida es la de premiar a los niños con
caramelos o helados cuando se portan bien o a castigarles sin comida cuando se portan mal. Otra es tratar de calmar a los niños pequeños con comida cuando lloran o están disgustados. Con lo cual éste vínculo de comida con calma o recompensa-castigo ya puede estar desde muy pequeñitos. Y de mayores seguimos buscando alivio y consuelo en momento que sentimos ansiedad, aburrimiento o vacío comiendo, por lo general dulces o comidas muy calóricas con grasas que nos dan gran sensación de lleno y además nos proporcionan placer.

Resumiendo, podemos decir, que la alimentación emocional es algo habitual, que forma parte de la cultura de los seres humanos y no tiene por qué resultar negativa para las personas. El problema reside cuando la comida cobra una función principal en la gestión de las emociones, cuando la usamos para autorregularnos. A modo de ejemplo, tomar un pedazo de pastel en un cumpleaños para celebrar, para compartir o para experimentar placer (a pesar de que no se sienta un hambre real fisiológica) puede resultar positivo para nuestro bienestar. Pero si se canaliza siempre los estados emocionales que resultan difíciles de gestionar a través de la comida, la conducta compulsiva por comer puede convertirse en un hábito y conllevar complicaciones en la salud física y mental, en el desequilibrio del sobrepeso o de los trastornos alimentarios. El hambre emocional se convierte en un problema, llevando a las personas que la experimentan a sentir verdadera ansiedad por comer.

Continuará en el próximo artículo.

Conoce los tres patrones alimentarios básicos del ser humano y descubre cómo te pueden estar afectando (II)

2.Patrón de restricción
En nuestro artículo anterior hablábamos de cómo el patrón de comer emocional es una conducta natural en el ser humano desde que nacemos y desde el comienzo de los tiempos en el ser humano. La finalidad que persigue este patrón es la impulsarnos a buscar comida en un entorno en donde había escasez de comida y para ello la naturaleza se ayudó de un mecanismo donde los seres humanos sentimos placer al comer, especialmente al ingerir azúcares y grasas ya que son los alimentos donde más calorías ingerimos. Ahora bien, hoy en día es muy fácil acceder a la comida, es una recompensa inmediata, solo tenemos que ir a la nevera y cogerla y si la usamos para gestionar estados emocionales negativos o para recompensarnos o castigarno, por poner un ejemplo, puede suponer que estemos ingresando unas calorías, una energía al cuerpo que realmente no estamos necesitando. Como consecuencia nuestro cuerpo lo va a manifestar engordando. Dentro del contexto y sociedad donde vivimos se prima mucho la imagen corporal y el sentir que el comer emocional nos puede estar llevando a engordar puede desencadenar comportamientos de restricción: a controlar la comida para no engordar.

Es en este momento donde el patrón de comer emocional se comienza a conectar con el patrón de comer restrictivo. Empezamos a restringir la comida para compensar el patrón de comer emocional. El comer restrictivo, cuanto más evito comer aquello que ansío, más aumenta mi deseo por el comer ese alimento y seguramente más crecerá el patrón de comer emocionalmente hasta que no puedo más y acabo comiendo más de lo que necesitaba. Entonces volvemos a conectar con el patrón restrictivo, controlamos la comida y nos prohibimos comer alimentos que nos producen placer porque creemos que engordan o nos prohibimos el hambre real y entramos en un ciclo abrumador que no sólo afecta al peso, sino también a nuestra salud mental.

Otra opción puede ser cuando el origen de nuestra relación alterada con la comida es el propio patrón de restricción. Puede ocurrir que de pequeños hayamos crecido con un cuerpo más grande de lo que nuestra sociedad considera un cuerpo correcto. Entonces es probable que en algún momento hayamos recibido comentarios por parte de personas de nuestros círculos familiares o escolares, por parte de padres, amigos, maestros que nos hayan hecho pensar que nuestro cuerpo no era válido, correcto. También puede ser que en nuestra familia hayamos vivido un modelo de alimentación basado en las dietas y en el control del peso a través de la restricción. Nuestra sociedad gordofóbica, además de marcar lo que es un cuerpo normativo también nos dice que la solución viene por ponerse a dieta.

Esto quiere decir que desde bien pequeños se inician conductas donde se restringen los alimentos que la cultura de la dieta etiqueta como prohibidos porque contienen mayor cantidad de calorías, nos referimos a los azúcares y las grasas. Ya sabemos que justamente éstos son los alimentos que mayor placer nos proporcionan al comerlos y son los que se trata de controlar como estrategia de controlar el cuerpo. Ya hemos visto que la consecuencia de tratar de evitar los alimentos más placenteros aumenta nuestro deseo por ellos y cuanto más nos los prohibimos, más los ansiamos. De esta manera aumenta nuestra ingesta de este tipo de alimentos ricos en azúcares y grasas y así el patrón de comer restrictivo se va conectando con el patrón de comer emocional. Aprendemos que al ingerir los alimentos que nos prohibimos hay un alivio y es muy fácil que nuestro cerebro use este recurso rápido para gestionar otras experiencias en nuestro dia a dia, por ejemplo para calmarnos o consolarnos cuando nos sentimos con ansiedad o estrés o hemos tenido una discusión y nos sentimos mal.

3.Patrón guiado por estímulos externos
El patrón guiado por estímulos externos, como en el caso de los otros dos patrones, veremos que éste tampoco se manifiesta de manera independiente y aislada de los demás patrones alimentarios. Más bien conviven y se influyen unos a otros aunque bien es cierto que una persona puede venir de un patrón concreto y éste predominar o influir de manera más específica en la conducta alimentaria.

El patrón guiado por estímulos externos está guiado por los sentidos, por lo que veo, por lo que huelo y por el sentido del gusto, la boca. Es el comer porque lo veo y lo quiero, lo huelo y lo quiero y me parece tan rico que quiero más. En nuestra sociedad vivimos muy desde el piloto automático, desde una mentalidad de hacer una cosa después de la otra, por hábitos, sin tiempo a parar, comiendo en muchas ocasiones porque toca y todo esto nos desconecta de nuestras sensaciones corporales y es muy común que no estemos percibiendo si de verdad estamos sintiendo hambre real o no, si mi cuerpo necesita ese alimento o no y si ya estoy saciada o no. Desde éste vivir más en la mente y sin conciencia corporal es fácil dejarse llevar por los sentidos y comer más de lo que mi cuerpo necesita y excedernos en la cantidad de energía ingerida. Este patrón es perfectamente normal en nuestra sociedad donde existe una abundancia exagerada de comida además de ser sumamente accesible. Imaginemos que estamos en un supermercado rodeados de comida y hemos entrado con un poco de hambre. Probablemente nos dejaremos llevar por lo que vemos, y si no estoy conectada con mis sensaciones internas seguramente querremos lo que vemos y tengamos conductas de sobreingesta. Ahí podemos sentir que nos estamos engordando lo que derivará inconscientemente en que hagamos conductas restrictivas para compensar el patrón guiado por estímulos externos. El patrón restrictivo, el tratar de controlar la comida para controlar el cuerpo, como ya hemos visto, conecta con el patrón de comer emocional, calmándonos con la comida y nuevamente trataremos de compensarlo aumentando las conductas restrictivas. Los patrones alimentarios suelen estar interconectados y acaban guiando nuestras conductas alimentarias de manera inconsciente.

Ahora que conoces cómo funcionan los patrones alimentarios y cómo están potenciados e influidos por todo lo que acabamos de ver es más fácil que puedas desculpabilizarte a la vez que puedes tomar cierta responsabilidad en cómo quieres autoayudarte. El primer paso puede ser decidir que seguir dejándote guiar por estos patrones inconscientes no te va a ayudar. Una de las técnicas más avaladas en consulta para trabajar con los patrones alimentarios es el midfulness o conciencia plena. Se trata de llevar nuestra conciencia, que suele estar en la mente y en modo logro de hacer, hacer, a la conciencia plena, que incluye nuestra conciencia corporal, lo que estamos experimentando en nuestro interior en el aquí y ahora. Esta experiencia interna incluye los pensamientos, las emociones y las sensaciones internas, por ejemplo nuestras sensaciones de hambre, de saciedad, sensaciones o movimientos corporales y también lo que están percibiendo nuestros sentidos.

Esta práctica nos permite salir del modo piloto automático y de que los patrones guíen nuestras conductas alimentarias. Por ejemplo si me doy cuenta que el patrón de restricción está guiando mi conducta, de que tengo un pensamiento de restricción puedo simplemente observarlo sin juzgarlo, porque no es incorrecto, es una conducta perfectamente normal dentro del ser humano y de la cultura y sociedad en la que vivimos y puedo decidir si quiero hacerle caso o no. Si me doy cuenta que estoy sintiendo una emoción, puedo observarla e identificarla y puedo abrir un espacio para decidir cómo quiero gestionarla o atenderla, si voy a comer o si voy a hacer otra cosa. Si paso al lado de una panadería y huelo pan recién horneado puedo sentir si tengo o no sensación hambre y decidir si necesito comer o no.

Como ves, el practicar la atención plena a nuestra experiencia interna en el aquí y ahora nos permite entender mejor qué es lo que nos está pasando y nos permite hacer algo diferente a los que los patrones alimentarios nos están dirigiendo.

Articulos Relacionados

Desde mi enfoque vamos  a descubrir qué se esconde detrás de tu relación disfuncional con la comida y el cuerpo y qué hay detrás de esa ansiedad por comer ya que el problema nunca es la comida ni tu falta de voluntad. Sí exploraremos y trabajaremos en que tomes consciencia sobre cómo se ha desarrollado la relación que tienes con la comida y qué función tiene en tu vida, en la relación contigo misma y con tu cuerpo, en cómo gestionas tus emociones, en cuáles son tus patrones alimentarios inconscientes, en como te relacionas con los demás, que parcelas de tu vida están desatendidas o que necesidades no estás cubriendo. Te ayudaré a que desarrolles las habilidades necesarias para incorporar hábitos y patrones alimentarios saludables y que seas capaz de mantenerlos a largo plazo, a la vez que aprendes a enfocarte en todas las cosas importantes para ti.

Mi forma de acompañarte, además de la hora de terapia semanas y bimensual, consiste en ofrecerte siempre que necesites apoyo y contención en momentos difíciles y respuesta a dudas entre las sesiones via llamada, email o whatsapp.

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?