¿Sueles comer para evitar sentimientos de incomodidad?

Tolerar la incomodidad es una de las habilidades más importantes a desarrollar en nuestra vida. Por ello resulta incongruente que no nos la enseñan ni en casa ni en la escuela, al igual que no se nos enseñan otras habilidades tales como identificar y gestionar nuestras emociones, aprender a trabajar con nuestros pensamientos a nuestro favor, aprender a gestionar el dinero, a cuidar nuestra salud o a relacionarnos mejor con otras personas.

Queda entonces en nuestra responsabilidad como adultos el tomar esta valiosa parcela de la educación en nuestras manos, algo que nos va a traer beneficios en todos los aspectos de la vida.

¿A qué nos referimos exactamente con incomodidad?

La incomodidad se percibe como un malestar interno donde hay sensaciones físicas y emociones desagradables, la incomodidad es parte de la vida, vamos a sentirnos incómodos en muchas ocasiones porque es necesaria y natural en múltiples procesos. Nuestro cuerpo-mente utiliza esta sensación para indicarnos que algo está fuera de equilibrio, porque estamos en un contexto nuevo, porque es necesario movernos y estirarnos, porque es necesario tener precaución… Nuestro cuerpo la usa para satisfacer sus necesidades básicas como son comer o excretar, genera sensaciones de incomodad para así llamar nuestra atención y poder movilizarnos con la intención de que restauremos nuestro equilibrio. Sentimos la punzada de hambre con la intención de que nos movamos para encontrar qué comer y así dejar de sentir el malestar.

Nos avisa también cuando es necesario hacer un cambio: podemos aprender algo nuevo, cambiar una relación o un lugar que ya no nos gusta, abrazar nuevos retos, crear y modificar nuestro entorno. Surge para avisarnos de que estamos saliendo de nuestra zona conocida hacia algo nuevo y esto es un mecanismo de protección que nos invita a estar más alerta y a cuidarnos en un escenario que no es el habitual y por eso es natural sentirnos incómodos cuando viajamos, cuando probamos sabores nuevos, cuando conocemos gente diferente, aprendemos una nueva habilidad o tenemos un nuevo trabajo.

Por precaución nuestro cuerpo-mente activa una sensación de incomodidad para mantenernos un poco mas alertas. No es mala ni peligrosa, sino una parte inevitable de la vida.

Aprender a tolerarla va a facilitar aprender cualquier cosa, ampliar horizontes, porque vamos a estar más abiertos a conocer lugares, actividades y gente nueva, nos va a ayudar a superar miedos, a adoptar hábitos nuevos, a gestionar las emociones sabiamente y a relajarnos más fácilmente.

Uno de los principales factores que impide que una persona adquiera nuevos hábitos, por ejemplo de alimentación o de deporte, es que no sabe como tolerar esa incomodidad inicial de hacer una actividad diferente a lo cotidiano.

Por ejemplo, nos incomoda cuando suena el despertador más temprano y tenemos que levantarnos y sentir el frio inicial al ponernos la ropa de deporte. Aprender a tolerar una sensación desagradable no es algo que nos ponga el freno e impida entrenar, no es algo que nos haga sentir en peligro o algo tan desagradable que no se pueda tolerar.

 

En cambio, si aprendemos a experimentar esa sensación incómoda inicial, luego vamos a tener el maravilloso beneficio que se siente al mover el cuerpo y después el beneficio que se siente de tener una actividad de movimiento de manera regular.

Otro ejemplo es no abrirse a probar sabores nuevos, ya que limita mucho nuestras opciones de alimentación. Esto es porque no se toleran sabores nuevos. Decimos: “Esto no me gusta” y se vuelve a lo de siempre, muchas veces sin probarlo. Cuando no toleramos lo que es incómodo o desagradable nos estamos cerrando a integrar algo nuevo, la incomodidad es parte del proceso de aprendizaje.

Siempre que comenzamos un proceso de aprendizaje nos vamos a equivocar o confundir y si no toleramos la fase inicial vamos a desistir. Probablemente si toleramos la fase inicial donde nos sentimos incómodos, conforme vamos aprendiendo, la incomodidad pasa. Es algo por lo que todos hemos pasado en diferentes procesos de la vida: bicicleta, coche, cocinar algo…

¿Cómo sería posible superar un miedo si no nos atrevemos a enfrentarlo, si lo evitamos?

 

La única forma de superarlo es exponiéndose poco a poco, una y otra vez hasta que la práctica haga que se convierta en algo más familiar y ya la incomodidad se pueda tolerar y no genere sufrimiento.

La sociedad actual nos ha entrenado a tener una baja tolerancia a la incomodidad porque estamos acostumbrados a la gratificación inmediata y que cualquier signo de malestar lo leamos como algo desagradable, peligroso y nos empezamos a abrumar y buscamos evitarlo lo antes posible. Nos hemos hecho intolerantes a esperar y estamos con una urgencia que nos incómoda.

Obviamente los avances modernos nos han facilitado la vida en muchísimos aspectos, pero también han debilitado nuestra capacidad para esperar y tolerar el malestar, queremos todo de inmediato aquí y ahora. Se nos hace difícil tolerar lo que ocurre fuera pero también lo que ocurre en nuestro interior.

Como hemos recibido poca educación emocional creemos que las emociones desagradables son intolerables. Decimos: “No puedo, me supera, me voy a morir,…”. Creemos que son peligrosas o inadecuadas y por lo tanto cuando sentimos una emoción intensa inmediatamente buscamos qué hacer para dejar de sentir eso. Lo mismo ocurre con las sensaciones del cuerpo.

Nos hemos alejado tanto del contacto con nuestro cuerpo que ante cualquier sensación desagradable nos asustamos o nos enfadamos, porque tenemos hambre, porque tenemos sueño, porque nos duele la cabeza, porque tengo gastritis y eso hay que acallarlo con lo primero que tenemos en frente.

No tolero sentir hambre y me como lo primero q tengo delante, o me empastillo. Antes no había la accesibilidad ni la abundancia de los alimentos que tenemos actualmente, ni aspirina, ni antiácidos, ni nada para los dolores menstruales, en nuestra sociedad se ha reducido la ventana de tolerancia al dolor y a la incomodidad, tener el acceso tan inmediato de reducir las sensaciones desagradables nos ha hecho más intolerantes.

Por esta falta de costumbre y miedo a la incomodidad se incurre a conductas de de alivio inmediato pero que generan malestar a largo plazo como fumar, comer, tomar alcohol, comprar, jugar a videojuegos, dormir, visitar redes sociales, procrastinar u otra conducta evitativa.

La gran paradoja es que practicamos estas conductas tratando de evitar la incomodidad pero lo que hacemos es que esas mismas conductas nos causan aún mayor incomodidad.

¿Cuán a menudo utilizas la comida como una manera de evitar la incomodidad?

 

Todos los casos en donde se evita comer o donde se come en acceso son para evitar la incomodidad. Puede ser que algo interno te incomode, como una sensación o una emoción, a veces la experiencia de estar en el cuerpo o la misma apariencia del cuerpo. Otras veces puede que sea algo del contexto lo que incomode, como lo que alguien dijo, como actuó una persona o una situación en particular. Como comer o no comer (restringirte, prohibirte, controlar la comida) brinda una sensación de alivio es común echar mano de ese recurso, más aun si ha sido un recurso que hemos practicado y hemos adoptado a lo largo de nuestra vida.
¿Qué actividades positivas hemos dejado por no enfrentarnos a la incomodidad? No tener mejor sueldo por no enfrentar la incomodidad de hablar con jefe y pedir un aumento, no pedir ayuda, no atender problemas de salud…Si queremos vivir esa vida que deseamos, necesariamente tenemos que hacer cosas que nos son incómodas. Quitarnos la fantasía infantil donde todo debe ser rápido, fácil, bonito y placentero. Eso no existe, la vida es cómoda e incómoda, alegre y triste, hay momentos de rabia y de tranquilidad, hay amor y desamor, hay miedo y seguridad, hay dolor y hay bienestar y hasta q no nos abramos a experimentar todo eso que es la vida no vamos a estar realmente vivos, no vamos poder lograr lo q queremos. Aunque la buena noticia es que tolerar la incomodidad es una habilidad que todos podemos desarrollar.
En nuestro próximo artículo sobre Psiconutrición te vamos a dejar 2 ejercicios muy puntuales para fortalecerla y que podrás poner en práctica en tu día a día, allá donde estés.
Con el primero aprenderás a redirigir una situación estresante del día a día en una oportunidad para aprender a quedarte en la incomodidad, bajar a tu cuerpo y a calmarte a ti misma.
En el segundo vas a ayudarte de tu propio maestro cotidiano para aprender a tolerar la incomodidad

Ejercicio 1: Mindfulness en la fila del supermercado

Cuando sientas incomodidad, describe lo que estás experimentando en el cuerpo y simplemente respira, no hay nada especial que hacer, no hay ningún lugar a donde ir, simplemente describe mentalmente qué ocurre en el cuerpo y respira la falsa creencia de que hay que salir corriendo cuando nos sentimos incómodos o que hay hacer algo inmediatamente para quitarnos la incomodidad. ¿Sueles actuar de esta manera?

La conducta evitativa o de huida de la incomodidad es justamente lo que dificulta que podamos quedarnos en ella y que atravesemos ese estado de incomodidad y podamos pasar al siguiente estado. Entonces no hay nada más que hacer que respirar y sentir lo que sea que sintamos en nuestro cuerpo.

Pon por caso que estamos en la fila del súper y se atasca. Empiezas a sentir incomodidad. En ese momento simplemente respira y comienza a nombrar mentalmente cuáles son las sensaciones físicas en tu cuerpo, por ejemplo: «siento tensión en la mandíbula, siento los puños cerrados, siento mi pie moverse intensamente, siento ganas de empujar el carrito…» Describir las sensaciones corporales te ayudará a darte cuenta de lo que realmente estás sintiendo y va a llevar también tu atención de los pensamientos a tu cuerpo y eso nos lleva a vivir el presente.

Cuando nos centramos en nuestros pensamientos y los pensamientos empiezan a decir cosas como: «no me lo puedo creer», «voy tarde», «es que no van a traer cambio», esto nos lleva a aumentar la incomodidad. Si por el contrario yo le doy a mi mente algo a que atender, mi mente entonces no va a poner atención a mis pensamientos sino que va a poner atención a lo que está ocurriendo aquí y ahora en mi cuerpo y entonces eso va a bajar la sensación de que tengo que huir.

Vamos a hacer justo lo contrario a lo que estamos acostumbradas, nos vamos a quedar presentes con las sensaciones y la respiración y esto nos va a ayudar a relajarnos.

Podemos además dar un siguiente paso, transformar los pensamientos que nos vienen espontáneamente a la cabeza.

La incomodidad es parte de la vida pero el sufrimiento lo cultivamos con nuestros pensamientos porque a nadie nos gusta hacer una larga fila en ningún lugar pero no es esa larga fila la que realmente nos está generando rabia y desesperación, es que mientras yo hago fila estoy teniendo pensamientos de tipo: “esto es intolerable”, “por qué siempre me toca la cajera más lenta”, “me duele la espada”, “esto no tiene sentido”, “qué aburrimiento”, “ya no aguanto más”.

Los pensamientos son los que hacen la experiencia más y más incomoda…

Cuando empecemos a sentir incomodidad nos podemos preguntar cómo son nuestros pensamientos, podemos observar los pensamientos y elegir pensamientos más funcionales. Podemos decidir qué pensar para que eso me ayude a estar tranquila mientras pasa esta situación incómoda.

Algunos pensamientos más funcionales pueden ser: «esta sensación es pasajera», «con cada respiración disminuye la incomodidad», «yo puedo tolerar esta situación, esto va a pasar». Empezar a cultivar estos pensamientos me ayuda a relajarme y a quedarme en la situación y ver que esto no es tan terrible, no invitan a huir invitan a quedarnos en paz con la apertura y aceptación de lo que sea que estamos sintiendo.

Ejercicio 2. El maestro cotidiano

Tolerar la incomodidad es una habilidad que nos traerá grandes beneficios si la desarrollamos y este ejercicio te ayudará practicarla exponiéndote a pequeñas fuentes de incomodidad.

Te propongo que elijas un «maestro cotidiano» de la tolerancia para practicarla diariamente. Por ejemplo, el tráfico es un maestro con el que solemos lidiar en nuestro día a día. Nos proporciona una oportunidad para practicar el describir cómo se siente el cuerpo ante la incomodidad, el respirar, el repetirse frases más funcionales para moverla atención a otras cosas en vez de fijarnos en eso q nos incomoda.

Piensa en algo que cotidianamente ya haces y te genera una ligera incomodidad y tómalo como un maestro y empieza a poner en práctica el estar simplemente ahí observando qué es lo que sucede, observar lo que pasa en el cuerpo y que estando ahí, la incomodidad simplemente pasa.

Empieza con algo pequeño y poco a poco elige exponerte a situaciones que generan mayor incomodidad.

Algo importante es que cuando sientas que algo te perturba al grado de abrumarte o asustarte o cuando te genera altos niveles de ansiedad muy probablemente es porque tiene como raíz alguna experiencia traumática y alguna desregulación del sistema nervioso.

En ese caso es muy importante acudir a consulta psicológica para que se trate con acompañamiento.

Servicio de Psiconutrición de nuestro centro

En las sesiones de psiconutrición te podemos acompañar en tu camino para que puedas recuperar tu salud física y emocional y sobre todo recuperes de una relación saludable con la comida y contigo mismo.

Con nuestra Psicóloga:
Realizando un trabajo de autoestima, buscando convertirte en la referencia de tí mismo y aprendiendo a aceptarte y quererte tal como se eres y a aceptar tu cuerpo de forma incondicional.
Haciendo educación emocional, prestando mayor atención a las emociones y sensaciones y a darte cuenta y comprender las propias vivencias. Identificando las propias necesidades y a expresarlas de forma más sana y asertiva y no mediante el cuerpo.

Con nuestra Nutricionista:
Adquiriendo hábitos alimentarios y de vida más consciente y saludables, conociendo los tipos de alimentos y sus funciones, sabiedo elegir los alimentos más adecuados a tus circunstancias, desmontando mitos nutricionales .

Conquistar el propio equilibrio interior.. se traducirá en un equilibrio exterior y en nuestro vínculo emocional con la comida.

Si deseas tener más información sobre cómo podemos ayudarte conoce nuestro servicio de Psiconutrición.

¡Estaremos encantadas de atenderte!

 

Lucía y Esperanza

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Desde mi enfoque vamos  a descubrir qué se esconde detrás de tu relación disfuncional con la comida y el cuerpo y qué hay detrás de esa ansiedad por comer ya que el problema nunca es la comida ni tu falta de voluntad. Sí exploraremos y trabajaremos en que tomes consciencia sobre cómo se ha desarrollado la relación que tienes con la comida y qué función tiene en tu vida, en la relación contigo misma y con tu cuerpo, en cómo gestionas tus emociones, en cuáles son tus patrones alimentarios inconscientes, en como te relacionas con los demás, que parcelas de tu vida están desatendidas o que necesidades no estás cubriendo. Te ayudaré a que desarrolles las habilidades necesarias para incorporar hábitos y patrones alimentarios saludables y que seas capaz de mantenerlos a largo plazo, a la vez que aprendes a enfocarte en todas las cosas importantes para ti.

Mi forma de acompañarte, además de la hora de terapia semanas y bimensual, consiste en ofrecerte siempre que necesites apoyo y contención en momentos difíciles y respuesta a dudas entre las sesiones via llamada, email o whatsapp.

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